Divino Abandono...de Jesus.com.do
Estoy a punto de creer que la fe cristiana puede rayar en el abandono, pues mientras más conozco de Dios menos me fío en la infalibilidad de propios mis planes y en mi capacidad para hacer las cosas. De Dios nunca se llega a conocer mucho, sino solo lo suficiente, pero me atrevo a compartir mis experiencias con Él en ese sentido. Quién sabe y llegan a ser útiles para otras personas.
* No importando lo bien pensando que sea mi plan, lo muy estudiada que esté la idea o el control que pueda yo llegar a tener de todas las variables implicadas, cuando comparto mis proyectos con Dios tengo la seguridad de que pueden ser cambiados, siempre para mejor.
* Si de algo puedo llegar a estar seguro es de que Dios cuida de mí. Aunque tiendo a invertir mucho tiempo pensando en mi seguridad (económica, espiritual, emocional, física), Él no se molesta por eso, y hasta me comprende, pero siempre su cuidado está presente y por encima de mí, tan lejos como para poder tener una buena perspectiva y tan cerca como para alcanzarme con su mano al menor movimiento en falso.
# Cuando llego a confiar demasiado en mí mismo y en mis planes, Él me enseña lo inseguras que son mis protecciones; y me da vergüenza. Me he visto intentando cambiar el curso de un río con las manos o derribando paredes dándole cabezazos; me veo ridículo, y me duele.
# Dios es impredecible. Todos los días me sorprende de nuevas maneras, cuando por fin creo que he llegado, en base a la información histórica, a poder predecir como actuará mañana, cambia el patrón, y me deja nuevamente en una incertidumbre de paz: aquella que no produce temor, sino confianza.
# Mientras más me aferre a las cosas que actualmente tengo (sueños, planes, bienes, conocimientos, experiencias) más me dolerá mañana cuando tenga que soltarlos. Dios tiene nuevas cosas para mí todos los días, y a menos que no suelte algunas de las que tengo actualmente en las manos, no tendré espacio para recibir las nuevas.
# Dios me ama, y su amor es un milagro. Como soy tan dado a escarbar en ideas complicadas y a rayar mucho papel, esto parecerá muy simple para algunos, pero hace unos días, mientras hablaba con alguien, esta simple idea llegó a mi mente y estuve llorando, como un niño, sin poder parar durante casi una hora. Sí, es tan simple de entender y decir que parece irrelevante, pero su amor es un milagro, el cual no entiendo pues mi mente se queda corta ante la enormidad de esa verdad; no le encuentro ni pies ni cabeza, pero es real, muy, muy real.
# Dios se ríe de mí. Cuando me encuentra muy afanado cuidándome el pellejo o rompiéndome la cabeza por hacer bien las cosas me ve como ven los padres a sus niños cuando estos hacen castillos sobre la arena o juegan a ser adultos: en inocente ignorancia. No le molesta que yo sueñe con construcciones y las represente sobre la arena, pero Él está seguro —y ahora también yo—de que sin su dirección mis sueños no son más que solo polvo.
* No importando lo bien pensando que sea mi plan, lo muy estudiada que esté la idea o el control que pueda yo llegar a tener de todas las variables implicadas, cuando comparto mis proyectos con Dios tengo la seguridad de que pueden ser cambiados, siempre para mejor.
* Si de algo puedo llegar a estar seguro es de que Dios cuida de mí. Aunque tiendo a invertir mucho tiempo pensando en mi seguridad (económica, espiritual, emocional, física), Él no se molesta por eso, y hasta me comprende, pero siempre su cuidado está presente y por encima de mí, tan lejos como para poder tener una buena perspectiva y tan cerca como para alcanzarme con su mano al menor movimiento en falso.
# Cuando llego a confiar demasiado en mí mismo y en mis planes, Él me enseña lo inseguras que son mis protecciones; y me da vergüenza. Me he visto intentando cambiar el curso de un río con las manos o derribando paredes dándole cabezazos; me veo ridículo, y me duele.
# Dios es impredecible. Todos los días me sorprende de nuevas maneras, cuando por fin creo que he llegado, en base a la información histórica, a poder predecir como actuará mañana, cambia el patrón, y me deja nuevamente en una incertidumbre de paz: aquella que no produce temor, sino confianza.
# Mientras más me aferre a las cosas que actualmente tengo (sueños, planes, bienes, conocimientos, experiencias) más me dolerá mañana cuando tenga que soltarlos. Dios tiene nuevas cosas para mí todos los días, y a menos que no suelte algunas de las que tengo actualmente en las manos, no tendré espacio para recibir las nuevas.
# Dios me ama, y su amor es un milagro. Como soy tan dado a escarbar en ideas complicadas y a rayar mucho papel, esto parecerá muy simple para algunos, pero hace unos días, mientras hablaba con alguien, esta simple idea llegó a mi mente y estuve llorando, como un niño, sin poder parar durante casi una hora. Sí, es tan simple de entender y decir que parece irrelevante, pero su amor es un milagro, el cual no entiendo pues mi mente se queda corta ante la enormidad de esa verdad; no le encuentro ni pies ni cabeza, pero es real, muy, muy real.
# Dios se ríe de mí. Cuando me encuentra muy afanado cuidándome el pellejo o rompiéndome la cabeza por hacer bien las cosas me ve como ven los padres a sus niños cuando estos hacen castillos sobre la arena o juegan a ser adultos: en inocente ignorancia. No le molesta que yo sueñe con construcciones y las represente sobre la arena, pero Él está seguro —y ahora también yo—de que sin su dirección mis sueños no son más que solo polvo.
Etiquetas: reflexion